Querido Diario

Hoy una escoba me vino a visitar por la mañana, se asomó por la ventana y se quedó ahí por un rato, mirando hacia adentro.
En la tarde subí las escaleras eléctricas en el mismo escalón que una bolsa de papas fritas vacía.
En el metro pude ver mi reflejo seccionado en los botones plateados de un saco bastate feo.
Para entretenerme suelo imaginar a la gente escogiendo la ropa que trae puesta, sobre todo aquella que me parece horrorosa, pero que a la persona que la trae le debió parecer especial.